No hay nada que temer si en cambio logramos permitir que las ciénagas también den flores

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cielo de un solo color


Es lindo buscar formas en las nubes. Las nubes se prestan y le tiran un centro a la imaginacion, que siempre esta dispuesta a volar, se sabe. De ese encuentro entre nubes e imaginacion, aparece la fantasia, que atrapa al primero que pasa y le pega un cachetazo que lo manda hasta la infancia, aquel tiempo cuando las leyendas eran ciertas, las pequeñeces eran gigantes y los sueños no eran delirios, sino futuros cercanos. Este cachetazo infantilizador genera un miedo que el cobarde suele enfrentar con la burla, de aquellos intrepidos que buscan con esperanza a la fantasia, aquella que permite que el corazon le gane a la razon.

Cielo de un solo color, que me sigue enamorando
Pero no. A mi me gusta la infinidad. El cielo me atrapa por su infinidad. Y me enamora por su eternidad. Un cielo despejado me despierta una aventura mas grandiosa que ser raptado por la fantasia, por mas tentador que esto parezca. Un cielo despejado me permite soñar con perderme en su eternidad, un lugar donde nada me alcanza y nada es inalcanzable, donde el tiempo no corre y yo no lo persigo, donde los sueños me sueñan a mi.


Keep my feet in the ground and my head in the clouds 
Y pestañeo. Y vuelvo a tener los pies en la tierra. Esa tierra que me recuerda que lo amargo sirve para saborear mejor lo dulce, que las palabras susurradas al oido retumban mas en el corazon que las puteadas mas hirientes, que no existe magia si no es de a dos y que las leyendas son ciertas, las pequeñeces son gigantes y los sueños son futuros cercanos.

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